Porque cuando quiero, es que no puedo.
En una cucharilla de plata hiervo tus palabras,
Y me las inyecto lentamente para volar.
Creando una adicción a ti inevitable.
Necesitándote en los momentos inoportunos,
En los momentos en que no estas, momentos taciturnos.

Tú eres la aguja de oro que con tus palabras
Me llevas al otro extremo del mar.
Cuando estamos bien, me reflejas felicidad,
Me calmas con tu compañía y lo dejo todo atrás.
Ahora que no estas, y tus palabras silentes brotan
Sufro la agonía de no sentirte conmigo
Y los sueños de un amor se desvanecen en el mar.

Tu, que siempre podrás contar conmigo,
No necesitaras pensar mas de la cuenta, ni sufrir por mí.
Yo me acostumbro a terminar soñando contigo.
Solo que cada vez nuestros encuentros nocturnos
Nos llevan por caminos diferentes
Tú subías las escaleras y yo las iba bajando,
Tú ibas por tu lado y yo iba sin ti.